Casi todos los escritores de novela negra o policÃaca, crean un detective que protagoniza de muchas de sus novelas. Las sagas protagonizadas por estos personajes suelen centrarse en la personalidad, el carácter, la vida y las circunstancias del propio protagonista más que en la trama policial o el crimen que le toque resolver.
Los autores se ocupan de construir un personaje, con una historia, un pasado y un entorno privado propios, y luego las novelas giran alrededor de él, siendo la vida del detective, -profesional o aficionado- lo verdaderamente importante y que vamos conociendo a través de las distintas novelas que los escritores crean para mayor gloria de éstos. Estos libros suelen tener tanto éxito que la gran mayorÃa son llevados al cine o la televisión.
Tenemos muy valiosos y queridos ejemplos que todos conocemos: Hércules Poirot y Miss Marple de Agatha Christie; Vila y Chamorro de Lorenzo Silva; Sherlock Holmes de Conan Doyle; el inspector Wallander de Henning Mankell; Pepe Carvalho de Vázquez Montalbán; Harry Hole de Jo Nesbo ó el padre Brown de Chesterton, por poner algunos ejemplos.
En este caso el personaje que nos ocupa es Adam Dalgliesh, un detective de Scotland Yard, que perdió a su mujer y su hijo en el parto y que palia su soledad dedicando su tiempo libre a escribir poemas con relativo éxito.
Esta es la segunda novela que protagoniza tras Cubridle el rostro y aparecerá en la mayorÃa de las novelas de su creadora y la trama es la siguiente:
En la clÃnica Steen, un selecto centro psiquiátrico para pacientes de alto standing, Adam Dalgliesh debe investigar el asesinato de su severa y exigente administradora, la señora Bolam.
Esa rectitud y severidad y un alto sentido del deber hace que todos los trabajadores e incluso pacientes de la clÃnica hayan tenido alguna vez algún que otro problema con ella, de mayor o menor calado, por lo que tenemos que enfrentarnos a un alto número de sospechosos entre los que se encuentra el verdadero asesino. O asesinos.
Dalgliesh tendrá que analizar las preocupaciones, los problemas y los deseos frustrados del personal y de los pacientes, intentando caminar sobre la lÃnea delgada que separa el derecho a conocer la verdad y el deber de proteger, con suma discreción, los datos más Ãntimos de los pacientes.
El clima de desconfianza y nerviosismo pronto se instalará entre todos ellos lo que puede facilitar o enredar la investigación.
El número limitado de personajes y de escenarios crea una atmósfera un tanto agobiante e inquietante que sirve de escenario inestimable para este tipo de obras.
Correctamente narrada, se me hizo un poco densa en sus primeras páginas, pero, una vez coge ritmo, te transporta hasta el final siempre inesperado con que nos regala Phyllis Dorothy James.
La valoro con un 3 sobre, pues un libro del que no buscas reanudar su lectura con impaciencia, no se merece más y eso es lo que me pasó a mà hasta la mitad de su lectura.