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Telesforo, el protagonista de la historia, le confiesa a su amigo Gabriel uno de sus miedos más profundos: Desde que era pequeño le aterra la posibilidad de encontrarse en la calle a una mujer sola a altas horas de la noche. No tiene claro si esa mujer es real o imaginaria pero esta mujer le hace evocar fantasmas, seres fantásticos. El terror le persigue hasta que se encuentra dentro de casa. Las ocasiones en que ha visto a esa mujer han desembocados en terribles sucesos. La primera vez fue la muerte su padre, la segunda la de su prometida

A pesar del terror que le infunde esa mujer alta, vieja, solitaria y espeluznante, está decidido a acabar con ella: sólo de esta manera terminarán sus desgracias.

Los amigos se separan por necesidades laborales y semanas después Gabriel se entera de la muerte de Telesforo.

Vuelve para asistir al entierro de su amigo allí encuentra una mujer alta y vieja, que se ríe de manera muy irritante e irrespetuosa y que camina delante de los enterradores. Algo en su aspecto le hace recordar a la mujer del relato de su amigo Telesforo. En un momento dado la mujer se fija en Gabriel, y un terror helado le sobrecoge todo el cuerpo, pues cree haber heredado la desgracia de Telesforo, y teme por su vida.

La incertidumbre, una indecisión entre lo real y lo fantástico, da un gran ímpetu al relato dejando un final lleno de dudas y preguntas no resueltas.

Aunque he calificado estas narraciones como de terror o suspense, creo que debería precisar y sería más adecuado, mejor calificado, como de terror romántico o gótico, pero sin dejar de ser unos cuentos costumbristas.

Tiene un estilo sencillo, claro e intenso, con una mezcla de romanticismo en la creación de personajes y de realismo en la construcción espacio-temporal.

Hábil narrador, consigue enganchar al lector en la historia, con una acción cuyo interés va creciendo hasta un final, sorprendente, curioso o extraño.

Resumiendo, una lectura agradable que me ha hecho evocar el magnífico e inquietante estilo narrativo de Edgar Allan Poe, del que el autor se declaraba gran admirador.

Valoración: 3,5/5