Llamaron. Abrí. Nunca lo hiciera»
Llamaron. Abrí. Nunca lo hiciera»
Estas son las palabras que inician el libro. Me parece una forma magistral de comenzar y no podía menos que dejarlas reflejadas aquí. Puede parecer una nadería, pero me predispusieron favorablemente para el resto de la lectura.
Son reflexiones del anónimo detective tras las cuales se dispone a contarnos todo lo que aconteció desde el día en que Rómulo el guapo, su antiguo compañero de celda, le propone asaltar juntos un banco pero él se niega a acompañarle en su delito.
Lo siguiente que sabe de su amigo es que ha desaparecido dejando una misteriosa nota a la hija de una amiga de Rómulo conocida como “Quesito”.
Quesito le convence para que la ayude a buscar a Rómulo y nuestro protagonista tendrá que rodearse de sus viejos amigos el Pollo Morgan y el Juli, que ahora trabajan de estatuas humanas en las Ramblas.
Otros personajes de semejante calaña se le irán uniendo según se va complicando el asunto y va requiriendo de más ayuda.
Se verá envuelto en conspiraciones terroristas y conflictos internacionales, Angela Merkel incluida, enamorada de «Manolo», su amor español de juventud.
Una familia de chinos que regentan un bazar “chino” frente a su peluquería “El Tocador de Señoras”, será de gran ayuda para él, sobre todo en la cuestión básica de provisión de alimentos, ya que la crisis actual provoca que nunca tenga ni una cliente a quien peinar, ni un euro en el bolsillo que gastar.
Viviendo el peligro con el arrojo que da la ignorancia, seguiremos con el alma en vilo y la sonrisa como fiel compañera, las aventuras y desventuras del ingenioso y atípico detective. Y como fondo un afectivo retrato de una Barcelona agobiada y agobiante por el insoportable calor de agosto, un calor tan apreciado por sus turistas y tan sufrido por sus ciudadanos.
Esta novela, irónica y satírica donde las haya, es una nueva muestra del buen hacer de Eduardo Mendoza cuando se adentra en el género humorístico (sin menospreciar sus novelas “serias”).
A los que ya conocéis su vena ingeniosa y mordaz no tengo que deciros nada. Si bien no está –para mí, claro- a la altura de Sin noticias de Gurb, si se puede equiparar al resto de su saga “policíaca”.
A los que aún no habéis leído su obra de humor, pero queréis adentraros en ella, no creo que debáis empezar por esta. Es mejor comenzar por la primera: “El misterio de la cripta embrujada“. Las demás vendrán solas. O por “Sin noticias de Gurb”, para mí su mejor novela, divertida hasta las lágrimas.