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Pedro Antonio Joaquín Melitón de Alarcón y Ariza nació en Guadix (Granada) el 10 de marzo de 1833. Cuarto hijo de los diez que tuvieron doña Joaquina de Ariza y  don Pedro de Alarcón, distinguida familia que perdió casi toda su fortuna en la Guerra de la Independencia ya que, a su abuelo paterno, regidor perpetuo de Guadix, le apresaron y confiscaron todos sus bienes por haberse opuesto a la entrada de los franceses en Guadix.

Entre sus ascendientes a don Martín de Alarcón -participante en la conquista de Granada- y don Hernando de Alarcón, capitán de Carlos V.

Fue esta penosa situación económica de su familia la que condicionará los primeros estudios de Alarcón, ingresando en el seminario a muy corta edad, opción muy económica y muy utilizada en la época.

Salió del seminario para estudiar bachillerato en Granada e iniciar más tarde, la carrera de derecho, pero tuvo que interrumpir estos estudios nuevamente por falta de recursos económicos.

La familia se plantea nuevamente su ingreso en el Seminario de Guadix, no sólo por los estudios sino también para buscar en el sacerdocio la solución económica integrándose en la carrera eclesiástica.

Pero sus aspiraciones tenían otro camino marcado y en 1853 abandonó en seminario para buscar su futuro en el mundo literario.

En 1865 se casó con Paulina Contreras Rodríguez en Granada y tuvieron 5 hijos, aunque sólo sobrevivió una de ellos, Carmen de Alarcón Contreras, que aunque tuvo 3 hijos, estos fallecieron sin descendencia.

Alarcón escribía desde su adolescencia. Ya en el Seminario había conseguido publicar algunos escritos en la revista gaditana El Eco del Comercio pero su primera obra publicada por una editorial fue escrita a los 18 años, El final de Norma, y pudo verla publicada cuando contaba con apenas 22 años.

Tuvo una profunda vida ideológica que fue evolucionando desde las ideas más liberales y revolucionarias hasta una posición bastante más tradicional.

A lo largo de toda su vida perteneció a gran cantidad de grupos literarios e inició su carrera periodística en la dirección de El Eco de Occidente, que fundo junto a otros escritores. También fundó y dirigió otros periódicos como la publicación satírica, El Látigo, con ideología antimonárquica, republicana y revolucionaria o el periódico La Política. Llegó a ser elegido diputado por Cádiz.

Instigador de disturbios y algaradas, escribiendo siempre en contra de la reina Isabel II, fue retado a duelo por un escritor monárquico, éste, que pudo matarlo, disparó al aire perdonándole la vida. Esto le supuso una gran crisis moral y le hizo replantearse sus ideas y sus valores, pasando de un liberalismo exacerbado a una actitud más conservadora en su madurez, siendo ahora defensor del ideario conservador y católico.

Bajo esta nueva mentalidad empieza a publicar novelas cortas que le sitúan entre los más importantes escritores del país.

Como soldado y corresponsal de guerra -quizá uno de los primeros-, interviene en la guerra de África y escribiría sus experiencias en el libro Diario de un testigo de la guerra de África. Este libro tuvo un gran éxito y le reportó una gran fortuna y fama. Gracias a su nueva situación económica se dedica a viajar y se inicia en la publicación de artículos y libros de viajes. La gran calidad de estas publicaciones rebasa el interés meramente periodístico, y son un referente para toda la literatura de viajes posterior.

Hizo también una incursión en el teatro. Su primer estreno, El hijo pródigo, fue muy aplaudido por el público, pero muy denostado por la crítica.

Entre sus obras importantes está “El sombrero de tres picos”, su novela más reconocida, pequeña obra de arte y único éxito indiscutido que inspiró a Manuel de Falla en una de sus composiciones más famosas, y uno de los libros de viajes más interesantes escritos en el siglo XIX: “De Madrid a Nápoles”.

También escribió tres colecciones de cuentos cortos: Historietas nacionales, ambientados en la Guerra de la Independencia; Cuentos amatorios, escritos con tono pícaro, y Narraciones inverosímiles, de tema fantástico, muy influenciado por su admirado Allan Poe.  Entre estos últimos podemos encontrar «El clavo», al cine con gran éxito, «El amigo de la muerte», o “La mujer alta”.

En 1882, publica su última novela, La Pródiga, un sermón sobre las funestas consecuencias del amor ilícito y una defensa de la moral conservadora al uso. No tuvo buena acogida por parte de público y crítica, lo que motivo que no volviera a escribir más.

A lo largo de su vida ​ocupó diversos cargos políticos como el de consejero de estado con Alfonso XII, diputado por Cádiz, senador por Granada y embajador en Noruega y Suecia.

También fue académico de la Real Academia Española desde 1877.

A partir de 1878, se retiró a vivir en su casa de campo en Valdemoro (Madrid), donde se dedica a escribir sus últimas novelas y al cultivo del campo, afición esta última que siempre quiso de forma entrañable, tal como se constata en su artículo Mis recuerdos de agricultor

El 19 de julio de 1891, a las ocho de la noche, muere de encefalitis difusa en su casa del número 92 de calle de Atocha, en Madrid tras haber permanecido hemipléjico desde el 30 de noviembre de 1888, fecha en la que sufrió su primer derrame cerebral.