Acabo de finalizar la lectura de esta novela. Es cortita, aunque da mucho juego, y se lee bastante bien. Está contada en primera persona y de manera retrospectiva. El narrador, Michael Berg, un abogado especializado en Historia del Derecho en Alemania, y que a su vez es el personaje principal de la historia, nos describe hechos y etapas de su vida, todos ellos relacionados directamente con el amor de su adolescencia, Hanna Frau Schmitz, que le marcarán profundamente para el resto de su vida.
La historia está dividida en tres partes que se corresponden con tres épocas diferentes en la vida del protagonista, pero esta circunstancia no sólo se aprecia en cuanto al contenido de cada una de las partes, sino también en la forma de narrar cada una de ellas, ya que el estilo y el lenguaje varían notablemente en cada una de las diferentes etapas de la novela.
En la primera, el narrador nos sitúa en su adolescencia, a finales de los años 50 en Alemania. Michael es un muchacho enfermizo que un día sufre un leve desvanecimiento en plena calle cuando vuelve del colegio. Hanna, una mujer adulta que pasaba por allí, corre en su auxilio y le acompaña hasta su casa. Cuando tiempo después Michael se restablece de su enfermedad, y animado por su madre, acude en busca de esa mujer para darle las gracias por su amabilidad y ayuda. Este será el comienzo de una extraña y atípica relación pasional con tintes eróticos entre un adolescente enamorado y una enigmática mujer, veintiún años mayor que él, que oculta un secreto que no se atreve a revelar. Un día, Hanna le pide a Michael que le lea un fragmento de una novela antes de tener relaciones sexuales, y este hecho, esta forma de proceder, terminará por convertirse en una costumbre cotidiana, casi como una especie de ritual. Esta primera parte terminará cuando, tiempo después, Hanna desaparece sin más de la vida de Michael.

Fotograma de la película "El lector", basada en la novela homónima de Bernhard Schlink.
Durante la lectura de esta primera parte, el lector apreciará que el tono y el lenguaje de la narración tienen aires románticos, lo que se adecua perfectamente con al acontecer de la historia.
La segunda parte nos sitúa en el mismo lugar años después, cuando Michael es un estudiante de Derecho. Como parte de sus estudios debe asistir como observador a un juicio contra criminales de guerra del nazismo. Un grupo de mujeres que habían servido como carceleras en campos de concentración están siendo juzgadas. Entre ellas se encuentra Hanna. Durante el proceso, Michael deberá enfrentarse a sus propios sentimientos y recuerdos que estarán en contradicción con la realidad que está viviendo.

Fotograma de la película "El lector", basada en la novela homónima de Bernhard Schlink.
Durante esta segunda parte, el lenguaje abandona ese tono romántico para tornarse en más sobrio, más profundo, un estilo más acorde con los acontecimientos que el narrador está contando.
La tercera y última parte de la historia nos llevará hasta el desenlace final. Un nuevo salto en el tiempo nos llevará hasta un Michael adulto. Seremos testigos de cómo ha transcurrido su vida desde que asistiera al juicio contra Hanna, cómo han evolucionado sus sentimientos y cómo apacigua sus inquietudes, sus remordimientos… Pero no os voy a contar nada más porque posiblemente caería en el error de desvelar más información de la cuenta. Es mejor que lo deje aquí, y si tenéis interés o curiosidad, leáis la novela, así seréis testigos de primera mano de los hechos que acontecen en esta historia.

Fotograma de la película "El lector", basada en la novela homónima de Bernhard Schlink.
Teniendo como base el exterminio nazi, la novela trata de incitar al lector a reflexionar sobre aspectos como la existencia, la culpa, el perdón, la justicia, el por qué de los actos humanos, o al menos de determinados actos. Pero al mismo tiempo pone de manifiesto el conflicto generacional que sufrió Alemania en un momento determinado de su historia. Por un lado, esa generación que, o bien participó en los crímenes del nazismo, o sólo los contempló, o sencillamente se limitó a hacer oídos sordos ante ellos, y que, después de terminado el conflicto, incluso toleró y aceptó en su seno a los criminales, y por otro, la generación posterior, aquella que no vivió en primera persona el nazismo, pero que tuvo que arrastrar como una losa los traumas del pasado nazi y de la incomprensión que les supuso que sus progenitores no supieran plantar cara al Tercer Reich incluso después de finalizada la guerra.
Novela bien escrita, con una prosa ágil, y con un lenguaje muy preciso, directo, y acorde con los acontecimientos narrados en cada momento. Entiendo que lo que quiere conseguir el escritor con esto último es que el mensaje que trata de transmitir sea lo más claro y nítido posible, y de esta forma, termine calando en el lector.
Esta novela se editó por vez primera en el año 1995, convirtiéndose en un best-seller en varios países gracias a las cerca de treinta traducciones que de ella se realizaron, cosechando además varios premios literarios.
En el año 2008 y bajo la dirección de Stephen Daldry se estrenaba en Nueva York la adaptación cinematográfica de esta novela. La película está interpretada por David Kross y Ralph Fiennes en los papeles de Michael Berg de joven y de adulto respectivamente, y por Kate Winslet en el papel de Hanna Schmitz, interpretación ésta que le valió el Óscar a la mejor actriz y el Globo de Oro a la mejor actriz de reparto. La película tuvo una excelente acogida entre crítica y público en general.
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Sobre el autor:
Bernhard Schlink nació el 6 de julio de 1944, en Bielefeld, Alemania. Es juez y profesor de Historia de la Ley. En cuanto a su carrera literaria, es autor de cuatro novelas policíacas acogidas con gran éxito de público y galardonadas con diversos premios. En 1995 publicó “El lector”, novela que le catapultó a la fama internacional. En el año 2000 publicó “Amores en fuga” una colección de cuentos, y en el 2008 veía la luz “El fin de semana”, publicada por primera vez en España en el año 2011.