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Legado en los huesos

Retomamos la acción casi un año después de los hechos con que acabó el primer libro. La Inspectora Amaia Salazar está embarazada y a punto de dar a luz. El juicio contra el padrastro de la joven Johana Márquez, el asesinato que investigó en el primer libro y que un año atrás sembró de terror el valle del Baztán, está a punto de comenzar.

Pero un hecho inesperado impide que se celebre la causa: El juez anuncia que el acusado, a pesar de estar estrechamente vigilado, acaba de suicidarse en los baños del juzgado. Amaia es llamada por la policía pues el reo ha dejado una nota para ella. No es más que una palabra, Tarttalo. El Tartalo es un terrorífico personaje mitológico vasco que se alimenta de personas.

En principio no le dan demasiada importancia hasta que descubre que asesinatos anteriores llevan la misma firma aunque, o no se vio en su momento, o no trascendió porque no se le dio importancia.

Pero Amaia encuentra un patrón claro que le llevará a buscar a un asesino en serie. Un asesino especial: un inductor. Una persona que es capaz de convencer a otras para que asesinen a sus mujeres y luego se suiciden. Posterior al asesinato, en todos ellos, a la víctima le cortan un antebrazo cortado que nunca aparece. Después el asesino material se suicida dejando siempre la misma firma: Tarttalo.

Gracias a sus conocimientos en estudio de perfiles de asesinos, aún con mucha dificultad, pues su vida personal se ha complicado con el nacimiento del hijo, es capaz de solucionar este difícil caso.

Por cierto, una curiosidad. Amaia está embarazada de una niña, así lo afirman todas las ecografías, pero, sin embargo, pare un varón. Ante la sorpresa de todos, su tía Engrasi, que sí cree en la magia, los seres fantásticos y, sobre todo, en las cartas del Tarot, les dice muy seria: “Creo que ibas a tener una hija, creo que es probable que algún día la tengas, pero creo también que alguien decidió que no era el momento para tu hija, y dejó esa decisión en suspenso hasta la última hora y al final decidió que tuvieras un hijo”

Esto es algo a lo que no damos mucha importancia y no se vuelve a mencionar mucho durante el libro pero, aunque no lo parezca, tendrá su importancia en la historia.

También tengo que decir que la aparición de un nuevo personaje, un juez joven, simpático, arrebatador, que tiene a todas las mujeres loquitas, se enamora de Amaia. La tensión se palpa entre ellos. Tienen que trabajar juntos, Amaia intenta mantener las distancias, pero el juez no puede evitar sentir lo que siente. Sus encuentros son curiosos e interesantes.

En la mitología vasca, Tartalo representa a un cíclope con costumbres antropófagas y comportamiento terrorífico. Vivía en las montañas, según algunas fuentes en un monte próximo a las localidades navarras.

En la mitología vasca, Tartalo representa a un cíclope con costumbres antropófagas y comportamiento terrorífico. Vivía en las montañas, según algunas fuentes en un monte próximo a las localidades navarras.

La novela está muy bien escrita, mantiene la tensión durante todo el libro, sin altibajos, introduciendo nuevos personajes que aderezan y enriquecen la historia. Un lenguaje claro, unos personajes bien construidos, como dije anteriormente, de factura impecable, creíbles, con personalidades difíciles, complejas, muy diferentes unos de otros.

La protagonista, Amaia Salazar, arrastra una infancia terrorífica. Quizá eso le haya hecho más fuerte y ahora es Inspectora Jefa de la Policía Foral Navarra. Una inspectora muy bien preparada que ha aprendido en Quántico el estudio de los perfiles de los criminales. Está muy bien considerada por sus jefes y tiene a su cargo un grupo de hombres que, por lo general son buenos colaboradores y en los que confía (en unos más que en otros, claro), pero alguno se le resiste.

Uno de ellos, apartado provisionalmente del servicio por serios problemas (léase El Guardián Invisible), está pendiente de la evaluación que le puede delvolver al servicio, pero no admite el liderazgo de la Inspectora Salazar, que tiene que dar también su aprobación. Pero no hay piedad ni conmiseración. Sólo buen juicio y justicia. Como ella misma dice: No podrá incorporarse al grupo hasta que asuma que, en este equipo, el macho alpha es una mujer.

Sólo le encuentro un “pero”, aunque es muy pequeño. La autora introduce en el texto alguna palabra en euskera, muy pocas, pero son difíciles de interpretar. Cierto que al final del libro incluye un glosario de términos pero no están todos y, además resulta incómodo consultar continuamente este glosario.

Se me olvidaba otra cosa y no puedo dejar de mencionarla pues me pareció mucho peor que lo anterior. Lo primero de todo es decir que yo siempre me leo los libros desde la primera letra hasta la última. Es decir desde el título y dedicatorias, hasta el índice o agradecimientos finales.

Al empezar este libro, cosa que hice con mucha ilusión porque el anterior me había gustado mucho, y leer las citas seleccionadas por la autora me llevé una decepción tremenda al ver que cita a Willam Shakespeare, en Hamlet; a Alphonse de Lamartine y… ¡a Alejando Sanz! Patético. En serio, no daba crédito. Por mucho que te guste una frase de este cantante, no puedes citar en un mismo contexto, poniéndolos a la misma altura a estos tres personajes. Me rectifico, a estos dos personajes y esta persona. No tiene Alejandro Sanz suficiente valía, cultura, habilidad creadora y lingüística para aparecer en la misma página que Shakespeare y Lamartine.

Dejando de lado esto, la novela merece mucho la pena, es muy interesante y merece la pena leerla. Esta autora fue un descubrimiento para mí ya en el primer libro y no me ha defraudado con este segundo. Es una escritora que ha publicado novela corta y cuentos infantiles, pero tan sólo otra novela antes de El Guardián Invisible. Me parece que tiene una gran calidad y espero que no tarde demasiado en publicar el último de esta trilogía.

También en este caso, para animaros os dejo un booktrailer:

[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=LBZmG6dd0a8[/youtube]

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