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Paz interminable, Joe Haldeman.

Paz interminable, Joe Haldeman.

Tras terminar la lectura del libro, veo que no se trata de una continuación de Guerra Interminable, sino que Joe Haldeman ha plasmado en Paz Interminable una novela muy diferente, aunque con similitudes sobre todo en el espectro social.

Se trata de una novela futurista, que aunque ambientaba en un futuro distópico igualmente, no se trata de una guerra extraterrestre como en su anterior libro, con marines espaciales y seres de otros planetas. En lugar de ser una novela del espacio, centra su campo de operaciones en la Tierra, concretamente en el continente americano.

Los Estados Unidos están en guerra con algunos países de Centroamérica. Más bien es una guerra entre el Primer y el Tercer mundo, como la que se podría dar hoy en día el cualquiera de estos escenarios. Los ricos, con sus recursos y sus poderosas armas, y los pobres, con su sacrificio y su guerra de guerrillas. Nada diferente a lo que hemos podido ver en Irak o en Afganistán en nuestro tiempo.

Sin embargo, tiene su parte de ciencia ficción. En primer lugar, los países ricos cuentan con las nanofraguas, unas máquinas con una tecnología que les permite crear cualquier tipo de recurso simplemente con algunas materias primas. Por otro lado, los soldados. Mientras que los pobres han de combatir “tradicionalmente”, los países ricos cuentan con los “soldaditos”, unas máquinas de combate controladas remotamente por un operador, conectado a nivel neurológico con la máquina de guerra, haciendo una especie de soldados biónicos en dos partes. El controlador en una sala a salvo, y el mecanismo, pegando tiros en el combate.

Si la máquina es destruida, el operador no muere, pero pasa por una experiencia muy traumática que hace necesario apoyo psicológico para el trauma post-portem en combate. Esos operadores tienen una especie de puerto en la nuca que les permite conectarse a las máquinas, y mientras están conectados, sienten y piensan lo mismo que el resto de los operadores de las otras máquinas de su pelotón, haciendo que la intimidad sea inviable entre ellos.

Este concepto me recordó a películas como Avatar o Pacific Rim, cuyos guionistas supongo recibirían inspiración de esta novela. Incluso los puertos pueden utilizarse para el sexo cibernético, como vimos también en Avatar.

Aparte de lo meramente relacionado con la scifi, Haldeman trata el conflicto social en la novela, a través de uno de los marines que operan una máquina. Al principio está plenamente convencido de su tarea, pero poco a poco verá como su punto de vista sobre el conflicto va cambiando, e investigando irá tirando del hilo de una conspiración que intenta preservar el statu quo, en el que los ricos sigan siendo ricos, y los pobres continúen siéndolo.

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