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Querido hijo

Miguel es un niño de 10 años que se comporta como casi todos los niños de 10 años: mal. La habitación siempre desordenada, travieso,vago, desobediente y mal estudiante.

Sus padres estaban hartos de este comportamiento y de ver el poco caso que les hacía Miguel cuando le pedían que se enmendase. El colmo fue un día que su madre no podía entrar en la habitación por el montón de ropa acumulada tras la puerta.

Tras recapacitar qué solución podría darle al problema de su hijo decidió darle una carta de despido con un preaviso de 30 días. Si en ese tiempo no se enmendaba, Miguel se tendría que ir de casa.

A Miguel le hizo mucha gracia pues pensó que era una broma de su madre. Cierto es que intentó corregir su comportamiento “por si acaso”, pero una cosa es pensar en comportarse bien y trabajar y otra muy diferente hacerlo. El caso es que a los 30 días su madre, no le despierta para ir al colegio y cuando se levanta se encuentra con una maleta con sus cosas, sobre con referencias y sus padres le ponen en la calle.

Miguel no se le puede creer, está perplejo. Sin saber muy bien que hacer se dirige al parque y allí se encuentra con sus amigos. Éstos no pueden solucionar su problema, únicamente le dan un sándwich para paliar su hambre, pero nada más. Empieza a echar de menos la casa, a sus padres, las comidas, el orden que imponen sus padres, echa de menos incluso el colegio. Él debería estar en el colegio pero como no tenía a nadie que lo llevara no fue. Cuando veía a sus amigos y a los otros chicos de las manos de sus madres se sintió triste.

Un anciano se sienta en el banco junto a él y al verle tan preocupado le pregunta qué le pasa. Miguel le dice que su madre le ha despedido.

¿Te lo ha dado por escrito? Sí.
¿Con preaviso? De 30 días.
Pues siento decirte, muchacho que no tienes nada que hacer y que lo que necesitas es buscarte un buen abogado.

Acude a la policía, que le dice lo mismo y que si le ven deambulando nuevamente por la calle puede terminar en un orfanato. Miguel no tiene dinero pero recuerda que un vecino suyo es abogado. Le lleva la carta y le cuenta su problema. El abogado la estudia seriamente y le dice que no tiene nada que hacer, que todo está en regla. La única salida que le queda es hacer una instancia de súplica y propósito de enmienda solicitando una nueva oportunidad. El abogado le ayuda a redactarla y Miguel se la presenta a sus padres temeroso de conocer su respuesta.

Aunque el argumento os pueda parecer muy simple, es una obra genial, de terror psicológico sin seres fantásticos, aunque la situación parezca “un poco” irreal.. Conocí este libro pues fue lectura de aula en la clase de 5º curso (alumnos de 10 años) del colegio en que trabajo. El debate que se produjo tras la lectura fue de lo más interesante, acalorado, indignados, a favor y en contra. Se habló de justicia e injusticia, de quién tenía más razón y de si, por mal que se portara un hijo, los padres tenían derecho a despedirlos (supongo que se ponían en su piel)

Yo le dí este libro a mi hijo para que se lo leyera pero se negó a hacerlo en cuanto vio el título. Cierto es que ya era algo más mayor, tenía 14 años (de esto hace ya 11), pero aún así yo pensaba todos los días en la posibilidad de despedirlo.

No me cansaré de recomendarlo a cuantos padres tengáis hijos de estas edades. Más para los hijos que para los padres.

Os dejo un vídeo que me pareció muy gracioso en el que un niño reseña este libro:

[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=wXia0tgGs6E[/youtube]

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