Para mi decepción debo abandonar la lectura de esta novela. Esperaba bastante más de ella, pero no he podido pasar del primer tercio. He tardado mucho y le he dado varias oportunidades, pero hasta aquí.
Una historia de piratas y corsarios, aventuras, luchas, abordajes… etc, pero muy aburrida. Lenta donde las haya y monótona en cuanto al desarrollo de la acción: Barco corsario ve barco mercante. Luchan y gana el barco corsario. Se hace con el botín, toma rehenes y se va. Barco corsario segundo quiere quitarle el botín. Luchan y gana el primer barco corsario. Barco corsario segundo se va y encuentra barco mercante. Luchan y gana el barco corsario segundo…
El capitán corsario, viejo y aburrido, demasiado formal, forma parte de una hermandad muy similar a la Orden del Temple. Es duro y rígido hasta la saciedad con su hijo y su educación, pues quiere que le suceda y debe estar a la altura de lo que él espera.
El hijo, que se prevé sea el protagonista real de la novela, es un joven inmaduro que se enamora como un tonto de la rehén de su padre, pero ni siquiera esta trama es interesante.
Es posible que de aquí en adelante llegue lo importante, el meollo del asunto, la parte emocionante pero no me apetece seguir leyendo.
No me ha gustado nada el estilo de este autor, utiliza muchas palabras para decir muy poca cosa y lo que dice no ha conseguido atrapar mi atención ni despertar mi interés. En 200 páginas no ha pasado casi nada. Lo cierto es que me ha parecido una historia muy sosa.
Como veréis no soy capaz de decir gran cosa de ella, simplemente que no puedo recomendar su lectura, ni siquiera para los amantes del género.
