La acción transcurre realmente en sólo cuatro días, entre el lunes 23 y el jueves 26 de enero de 1939, día en que las tropas fascistas del general Franco entran victoriosas en Barcelona.
Ese lunes el Inspector Mascarell vaga sólo por una comisaría, la suya, abandonada, desolada. Son los últimos días de la guerra y los que la han perdido intentan huir a Francia. Saben que la venganza de los ganadores será insufrible, además no quieren, no pueden, vivir bajo el régimen que se avecina.
Miquel Mascarell se siente sólo mientras piensa en la derrota, en la miseria y en la tristeza y el dolor que les queda por sufrir. Su único hijo ha muerto en el frente y su mujer se muere de cáncer. Él no puede irse de Barcelona ya que no sólo no tiene ningún interés en seguir luchando, es que su mujer no soportaría el viaje. Prefiere que muera en su casa, a su lado, que en el borde de cualquier carretera o camino vecinal.

Le Perthus, población francesa fronteriza con España, escenario de un éxodo masivo de refugiados en el año 1939, con motivo de la Guerra Civil española.
En estas cavilaciones estaba cuando en la comisaría entra Reme, una prostituta a la que el comisario conoce de hace años. Quiere denunciar la desaparición de su hija de 15 años. Hace dos días que no la ve y está muy asustada, su Mercedes nunca se hubiera ido sin decir nada.
A Miquel Mascarell le parece una pérdida de tiempo. No tiene medios, está sólo y los franquistas pueden entrar en la ciudad en cualquier momento y se acabará su carrera, posiblemente, y en el mejor de los casos, con su encarcelamiento. Además cree que seguramente estará con alguna amiga, con algún novio… Son días difíciles.
Sin embargo la petición angustiada de la mujer le vino a recordar lo que hacía breves momentos había casi olvidado: que él era policía, que su trabajo era ese, que era un servidor público y al público se debía. Momento antes se sentía derrotado y Reme, con su petición, le devolvió un poco de vida. Aún a sabiendas de que tenía muy pocas posibilidades –o ninguna- de conseguir nada, le dijo a la afligida madre que haría lo que pudiera.
Cuando Reme se fue, el inspector dirigió sus pasos hasta el hospital, por si habían recibido algún herido (o peor aún, muerto) que pudiera ser la niña desaparecida. Sin ningún resultado volvió a casa con su mujer, pero esta le animó a marcharse otra vez y seguir con su trabajo.
Miquel Mascarell vuelve a la calle y se encuentra un grupo de gente que rodea un cadáver. Cuando se acerca comprueba que se trata de Reme, que se ha tirado por la ventana. Todo el mundo lo achaca a la pena por la desaparición de su hija y a la desesperación “por la que le va a caer” a España. No sería el único suicido de los últimos días.
Pero el inspector descubre pequeños indicios que le llevan a pensar que ha sido un asesinato. No sabe muy bien si es su sentido del deber, su remordimiento por no haber hecho el caso suficiente a la mujer ahora muerta, o la necesidad de mantenerse ocupado, pero este hecho le lleva a investigar con más ahínco, no sólo la desaparición de Mercedes sino, también ahora, la muerte de su madre.
Sin recursos, sin ayuda, incluso sin armas (sólo tiene una pistola con dos balas), tendrá que enfrentarse a lo peorcito de nuestra sociedad. Y no me refiero a rateros de baja estofa, sino a lo más granado y poderoso de la misma.
Como ya esperaba, no me ha decepcionado en absoluto este escritor. Una historia trágica y entrañable a su vez; un desarrollo lineal y sin vacíos; un lenguaje sencillo y serio; una historia que no acaba ni bien, ni mal: como la vida misma; un tratamiento serio y riguroso de los acontecimientos históricos, con sus glorias y sus miserias. Y un protagonista digno de mención.
Creo que la maestría de un escritor se demuestra en la creación de sus personajes. No es sólo encontrar un buen argumento, plasmar la trama de manera atractiva, que el ritmo de la acción no decaiga, que el lenguaje sea sencillo y directo. No digo ya que el tema sea original, porque creo que esto es casi imposible.
Todo esto es importante, por supuesto, pero sin un personaje auténtico, creíble, creado con detalle, diferente y especial, un personaje que parezca que de verdad existe, con sentimientos reacciones humanas ante situaciones que parecen reales. Alguien que reaccione como tú lo harías. Alguien que no es bueno ni malo al cien por cien.
Y ese personaje es el Inspector Miquel Mascarell.