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Canciones que cantan los muertos

A pesar de que el cuento es un género que no me gusta demasiado, debo reconocer que tienen a su favor que son un entretenimiento ligero y que, de vez en cuando, encuentras verdaderas maravillas. No es este el caso, aunque no están mal estos cuentos de Martin. Unos mejor que otros, como es natural.

El primero de todos, El tratamiento del mono, es el que más me ha gustado y el que cumple todo lo que yo espero de un cuento: originalidad, brevedad y final sorprendente.

En él se trata un tema tan vigente hoy como cuando lo escribió hace más de 30 años (yo diría que hoy más, si cabe): el de la preocupación por la imagen propia, por gustar al resto de la sociedad y las dietas “mágicas” a la par que absurdas que somos capaces de seguir para conseguirlo. Todo esto llevado al límite, claro, y poniéndole pinceladas de fantasía y, por supuesto, de terror.

El segundo, En la casa del gusano, es un cuento de terror más clásico. Los personajes son todos seres fantásticos, irreales, en una época futura sin determinar. O quizá ni siquiera eso. Posiblemente ni siquiera tenga que ver con la línea de tiempo que nosotros vivimos, nada que ver con nuestro pasado o nuestro futuro.

Este detalle ha sido quizá el culpable de que me gustara menos. Si no te puedes poner en la piel del protagonista, no puedes sentir el terror de las situaciones que vive. Y desde luego no podía ponerme. Unos seres demasiado extraños para mí, con muy pocas características humanas, por lo que no sabes muy bien qué papel te encajaría más a ti. No saber si eres el que sientes o el que infringes el miedo.

Una sociedad que ha sido construida sobre unas leyendas, unas historias transmitidas oralmente desde tiempos inmemoriales, que todo el mundo da por ciertas… hasta que algo se resquebraja. Demasiado clásico.

Y además demasiado largo, aunque parezca imposible, muy largo porque estira demasiado la tensión antes del clímax, de tal manera que te acostumbras a esta tensión y ya no la sientes igual.

Además no me gustó el final. Es un final que a mí me parece inacabado, aunque realmente no lo es. La historia acaba, pero ¿Se soluciona algo? ¿Se decanta el conflicto hacia algún lado? ¿Es un final abierto? No lo sé.

Esta torre de cenizas ni siquiera me pareció de terror. ¿Fantástica? Sí. ¿Futurista hasta la exageración? También. ¿Mundos que parecen salidos de un Apocalipsis Final? Por supuesto. Pero no deja de ser la historia de un triángulo amoroso, más o menos empalagoso.

Los hombres de la aguja es más bien un relato de terror clásico, al estilo de los Cuentos de Humor Negro de Robert Bloch, al que se cita en el prólogo.

Por cierto, llegados aquí tengo que decir que, en las apenas 200 páginas, está incluido un extenso prólogo que intenta explicarnos la trayectoria de la literatura de terror y de ciencia ficción en general, y de Martin en particular.

Yo soy una defensora de los prólogos a muerte pero, éste es ¡tan sumamente especializado!, ¡tan “científico”!, ¡tan inteligente es el que lo escribe!, ¡tantos conocimientos!… que no me he enterado de casi nada. Casi, si hablara un poco más para profano,s llegaría a mucha más gente.

Los reyes de la arena también me gustó. Un poco largo pero bien dosificada la intensidad de la trama por lo que se lee bastante bien. Futurista, aliens, mascotas extravagantes, aparatos de comunicación ultramodernos, vehículos que arrancan con la huella del propietario… Una trama clásica pero original.

Y por último Recordando a Mary. El círculo se cierra y éste vuelve a ser uno de mis elegidos. Al igual que el primero es corto, pero contundente. Un Thriller psicológico en toda regla, que son los que más miedo dan. Fantasmas que sólo están en tu mente pero que te acosan hasta la destrucción mental.

Creo que el libro se merece un aprobado alto. Seis cuentos de terror que tocan todos los palos: Terror psicológico, real, futurista, abstracto, suave y absurdo. Para todos los gustos.

Me han dicho que esta obra es de G.R.R. Martin (lo pone en la portada) y yo me lo creo, pero lo cierto es que no reconozco su estilo. Quizá sus más fieles seguidores sí lo hagan pero a mí, desde mi ignorancia, me parecen escritos por distinta pluma.

Supongo que será porque sólo he leído su saga de fantasía épica y el tema de esta novela se aparta bastante de ella. También influirán los años que pasaron entre la creación de una y otra obra, nada menos que trece, y un montón de libros entre tanto. Tiempo y experiencia suficiente para ir cambiando y modelando el estilo.

Resumiendo, 3 antifaces y medio que, por exigencias del guión, se quedan en 3 máscaras únicamente.

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