(Ver Leyendo-Ficha técnica)
El abogado,Viktor y Lucía, junto a Lúculo, han huido de las Islas Canarias en un pequeño velero sin rumbo definido. Perdidos en medio del mar, tienen que hacer frente a un gran huracán, aunque lo único que consiguen es destrozar su velero.
A punto de sucumbir son rescatados por un gran petrolero. Sorprendentemente todos los tripulantes tienen un aspecto estupendo, son muy amables, no se les ve preocupados y además son guapos, altos, rubios, con ojos azules… Todos son norteamericanos fantásticos, de película de cine, surfistas californianos o algo así. También es interesante el detalle de que en el barco no falta de nada, comida, bebida, todo tipo de lujos… Nuestros protagonistas están que no se lo creen.
El capitán les informa acerca de su destino: van hacia la República Cristiana de Gulfport, Mississippi, un lugar regentado por el Reverendo Greene. Allí serán testigos del Segundo Advenimiento de Cristo. Pero sólo los elegidos por el Señor, naturalmente. No obstante, antes tienen que hacer una pequeña escala en Luba, en Guinea Ecuatorial. Razón: es la voluntad de Dios. Somos la Armada de Cristo y estamos en una misión divina (“Ay, la leche. ¿Dónde cojones habíamos ido a parar”)
Como comprenderéis esto les deja totalmente descolocados. Poco a poco empiezan a ver “pequeños detalles” algo raros, como una extraña alambrada de espino que separa la cubierta del barco. Esta alambrada que nuestros amigos pensaban que era para protegerse de los No-Muertos, realmente es para mantener a los ilotas separados de ellos. ¿Quiénes son los ilotas? Pronto lo descubren.
Llegan a Luba y atracan cerca de la costa, en una plataforma petrolera, necesitan cargar de petróleo el barco, una cantidad considerable para llevar al Gulfport. De la parte cercada empiezan a salir los Ilotas para bajar a Tierra. Estos son un grupo de hombres todos latinos, negros, o de cualquier otra raza “inferior”-todos pecadores, impuros, hedonistas y paganos-. Les dan armamento y bajan para conseguir petróleo. Cuando están realizando su misión, llegan los No-Muertos para atacarlos. Los Ilotas se defienden como condenados y consiguen su misión, aunque con bastantes bajas.
Mientras, la tripulación guapa, blanca y de raza “superior”, la elegida, les observan desde cubierta divirtiéndose con el espectáculo, pero sin mover un dedo para ayudarles, lo que desconcierta enormemente a nuestros protagonistas.
Lo habéis adivinado verdad. Pues sí: Son un grupo Nazi. De auténtica raza aria. El abogado, Viktor, Lucía y Lúculo han salido de Malaga para entrar en Malagón.
Este libro es el que menos me ha gustado de toda la trilogía. Entiendo que había que cerrar la historia y que tenía que inventar nuevas tramas para dar vidilla al tema y que no nos aburriéramos, pero esto de los nazis… me parece fuera de contexto. No sé, no termina de cuadrarme.
Tampoco me gusta el tratamiento que da a la relación entre el abogado y Lucía. Es un poco “rosa” y esto, en un mundo invadido por zombis, sí que esta fuera de lugar. Luego se arregla un poco, y Lucía deja de ser una “princesa” para pasar a ser una “superviviente”.
La novela va adquiriendo carácter según avanza, hasta llegar al final que me pareció lo mejor. Tiene un final aparentemente feliz pero amargo, con sus tintes apocalípticos que te hacen pensar si realmente es feliz este final. Creo que es bastante adecuado, pero aún así no termina de ser un buen libro. Sólo es el cierre necesario para la trilogía, pero que no llega a estar a la altura del resto.
Por lo demás, el estilo, el lenguaje, el dinamismo de la acción, al igual que en los otros libros, es bastante bueno. Se lee con facilidad y el ritmo es continuo, no tiene espacios muertos. Únicamente me falla el argumento. Una cosa curiosa: El abogado, que hasta ahora no tenía nombre, es por fin bautizado en el último párrafo del libro ¿Que cómo se llama? Pues Manel, no podía ser de otra forma. Creo que era tan notorio o más que el Tenorio.
Para mí, de los tres libros que componen esta serie, el mejor fue el primero, luego el segundo y este último se queda al final de la cola. Con diferencia.
