Hoy se cumplen 200 años del nacimiento del maestro del realismo literario ruso Iván Aleksándrovich Goncharóv.
Hijo de un rico comerciante agrícola, nació el 18 de junio de 1812 en Simbirsk, una pequeña ciudad de la próspera región del Volga, el río más grande de Europa que riega más de la tercera parte de Rusia.
Su padre murió cuando apenas contaba 7 años, por lo que la madre tuvo que ocupar del negocio familiar y el pequeño Iván estudió en distintos colegio e internados privados de gran calidad, por lo que consiguió una sólida formación académica, entre otras materias, dominaba el inglés, el alemán y el francés. Pasó por la Escuela de Comercio, en Moscú y por la Facultad de Filología, donde se licenció con 23 años.
Trabajó para el Estado, primero como traductor y después en distintos altos cargos, llegando a encabezar una misión diplomática en Japón poco antes de jubilarse a los 55 años.
Considerado como uno de los autores fundamentales rusos, representante de la novela social del siglo XIX, sus aficiones literarias empezaron muy pronto, aunque le dedicó poco tiempo y, en consecuencia, su producción fue más bien escasa. Recién salido de la Facultad empezó a formar parte de tertulias literarias y a colaborar con distintas revistas en las que publicó algunos poemas y cuentos, aunque la fama le llegaría por las tres grandes novelas que escribió más tarde.
Su primera novela fue Una historia corriente, en la que retrata la corrupción de un funcionario, pasando de estar movido por nobles aspiraciones y sublimes ideales, hasta transformarse en un individuo desaprensivo y dispuesto a escalar posiciones a cualquier precio.
Su segunda obra sería la más importante. Oblómov es una de las obras más importantes de la literatura rusa. Invirtió en escribirla diez años de trabajo pero le colocó en primera fila de las corrientes literarias del momento. En ella enfrenta dos personajes típicos: el indolente terrateniente de la Rusia rural, ocioso representante de la nobleza rusa y de la tradición, perezosa, letárgica, mediocre y abúlica, y a un hombre equilibrado, de ideas políticas moderadas, partidario de la renovación, lo occidental, la industrialización y, en definitiva el cambio y el progreso.
La tercera gran novela de Goncharov es El declive, y su argumento vuelve a enfrentar dos ideologías y dos mundos, el revolucionario y el mundo conservador y tradicional representado nuevamente por sus dos protagonistas.
Su cuarta y última novela será La fragata Palas, un libro de viajes en el que nos cuenta el suyo como secretario del almirante de un barco y que constituye una detallada narración de su viaje a Japón.
Goncharov escribió diversos ensayos y artículos teatrales y gozó del favor del público y la crítica, alcanzando en vida una gran popularidad.
Moriría a consecuencia de una nueumonia el 15 de septiembre de 1891, con 89 años de edad. Fue enterrado San Petersburgo, en el monasterio de Alejandro Nevski.