
Africanus, Santiago Posteguillo.
Al final me he líado la manta a la cabeza y me he leído la trilogía entera. Me he pegado un empacho de romanos que nos os podéis imaginar, y sin embargo estoy feliz y satisfecho. Me han encantado las tres (y eso que los romanos no molan tanto como los griegos), así que recomiendo a todo aquel aficionado a la novela histórica de la antigüedad a que dedique un buen rato a leerse la trilogía de Posteguillo: Africanus, Las legiones malditas y La traición de Roma. Las tres excepcionales.
Pensaba reseñarlas por separado, pero al final constituyen una sola obra dividida en tres fragmentos (de esas que le gustan a Ascen, que se cortan bruscamente a media frase), por lo que consideré más adecuado esperar a la lectura íntegra para comentarla. La reseña contiene múltiples spoilers, pero al fin y al cabo es historia antigua. Es como si os revelara que Pizarro vence a los incas, o que Leónidas muere en las Termópilas. No obstante, si temes que te arruine la lectura, deja de leer ahora y fíate de mi recomendación a ciegas: léelas.
La historia nos cuenta vida y obras de Publio Cornelio Escipión, el Africano. Comienza con la historia del padre de Publio, senador romano (también llamado Publio Cornelio Escipión). Mientras en la Roma republicana gozan de la vitoria de la primera guerra púnica, los cartagineses no pierden el tiempo y expanden su poder por la Península Ibérica, aún virgen de presencia romana. Allí el general Almilcar Barca cosechará un éxito tras otro mientras forma militarmente a su hijo, Aníbal.
Tras la muerte de Almilcar, Anibal decide atacar Roma en su propio territorio, y junta un ejército para atravesar los Alpes y golpear a los romanos en su tierra. El cónsul Publio Cornelio Escipión (padre) parte a enfrentarse a los cartagineses. Todos los generales romanos son vencidos sin excepción por el magnífico estratega de Cartago, y Roma tiembla ante el avance enemigo.

Anibal cruzando los Alpes.
Un jóven Publio comenzará su carrera militar en la guerra, con acciones brillantes, pero siempre envuelto en derrotas. Uno de sus comienzos será la derrota de Cannae, donde lucho como tribuno. Allí cayeron ocho legiones romanas ante un enemigo muy inferior, y a pesar de la terrible derrota, Publio consiguió salvar dos legiones haciendo que se retiraran. Sin embargo, a pesar de salvar las vidas, estas legiones fueron declaradas deshonradas, malditas; y fueron exiliadas a Sicilia.

Elefantes, los tanques de la antigüedad.
Publio hijo va ganando méritos militares, y cosigue ser nombrado general cum imperium en Hispania, para luchar contra los cartagineses en un terreno hostil. Es el general romano más jóven, ya que ningun otro se atreve a ir a Hispania a combatir, pues lo consideraban un suicidio. Sin Embargo Publio triunfará gracias a su inteligencia y su valor, y ganará enorme fama militar. Las luchas se siguen sucediendo; Anibal va devastando Italia allá por donde pasa, y los romanos van reconquistando territorio cartagines en Hispania. El equilibrio de fuerzas parece que se va estableciendo.
Con la victoria en Hispania, Publio es nombrado Cónsul, y lleva al Senado la idea de combatir a Cartago en su propia tierra, en África, con el fin de que al sufrir en su tierra, hagan volver a Anibal, y este a su vez deje de golpear objetivos en Italia. Le costará mucho tiempo convencer al senadao, timorato por alejar fuerzas de la península itálica teniendo a Anibal tan cerca. Finalmente, le concederán el mando de dos míseras legiones, y no dos legiones cualquiera, sino las legiones malditas, soldados que llevan años desterrados y cuya disciplina habrá caído por los suelos. La tarea de Publio será devolver el orgullo perdido a sus hombres antes de reconvertirlos en soldados.
Finalmente Publio irá a África, y sus acciones atemorizarán a Cartyago, por lo que harán volver a Anibal para defender su terriorio. Anibal y Escipion, dos hombres destinados a enfrentarse. Publio, con un poco de ayuda del azar, terminará venciendo, ganándose así el apodo de Africanus, y su victoria sellará la paz tras la segunda guerra púnica.

Anibal y Escipion, destinados a enfrentarse.
El ascenso sin fin de Publio le convertirá en el general más laureado, salvador de la patria, estretega sin igual y una figura legendaria. Eso no gustará nada a gran parte del Senado, que ve como la figura de Publio puede acabar acabando con la República, y dando paso a una monarquía encarnada en la familia de los Escipiones. Esos senadores conjurarán todo lo posible para impedir el ascenso de su figura en los foros políticos.
El tercer libro aparta un poco el aspecto militar y se centrá más en las intrigas políticas. Publio y sus compañeros de armas ya no son jóvenes aguerridos, sino maduros generales. Las guerras tendrán lugar ahora en el Senado, y Publió verá que con aún más cruentas que en el campo de batalla, y además ahí tiene mucha menos experiencia.

El Senado, otro duro campo de batalla.
Sin duda, una obra muy recomendable. Por mi parte me comprometo a seguir leyando el resto de los libros de Santiago Posteguillo, pues me han dejado muy buen sabor de boca.