
Apocalipsis Island III, Vicente GarcÃa.
Ya he terminado de leerme las aventuras africanas de los chicos de Apocalipsis Island. Un frenético viaje por el continente africano sin tregua alguna por parte de los podridos. Angustia y diversión a raudales, y a partes iguales…
Marc y Toni están en Ãfrica, donde los abandonaron a su suerte los malos de la pelÃcula (o del libro, da igual). Allà van a comprobar que el continente, que quedó al margen de la civilización tras la infección zombi de 1985, es hoy en dÃa una gran reserva de muertos vivientes. Miren donde miren, hay miles… que digo miles, millones de zombis despertado de su letargo al oler carne fresca.
Todo el rato corriendo. Asà andan los pobres diablos. Y una horda de zombies cada vez más numerosos siguiéndolos. Despacio, eso sÃ, pero incansables. Marc y Toni los dejan fácilmente atrás, pero cuando se paran a descansar unas horas, los no muertos vuelven a alcanzarlos, sin perderles nunca la pista, como si tuviesen un «radar» para detectar alimentos con patas.
No sólo hay zombies en Ãfrica. Nuestros amigos se irán cruzando con algunos supervivientes. Unos mercenarios atrincherados en un fuerte, un pueblo de nativos que no se ha visto afectado en exceso por la horda, una islita fluvial en la que se ha hecho fuerte un ex-nazi exiliado tras la IIWW con algunos soldados, un par de bandas postapocalÃpticas tipo Mad-Max… en fin, nos muestra un espectro sociográfico de lo que queda del Ãfrica tras el apocalipsis.
Pero claro, unas horas, o como mucho unos dÃas después de nuestros amigos, llegan los caminantes. Y en un número muy grande, arrasando cual ávida plaga de langostas todo tipo de forma de vida superviviente, creando el caos.
Además de contarnos cómo está Ãfrica hoy en dÃa, los fugaces encuentros con los supervivientes nos sirven para contarnos qué pasó en Ãfrica en la época de la infección. Cómo los gobiernos fueron ineficaces en el control de la plaga, y cómo la yuda internacional acabó por dejar de llegar, hasta que tomaron la drástica medida de construir un enorme muro en el Canal de Suez, cortando todo acceso terrestre al continente, y condenando con él a millones de personas.
Muchos kilómetros recorridos, muchos sitios visitados, alguna gente conocida, y muchos zombies ejecutados más tarde llegamos al final del libro. No os puedo contar nada del final sin hacer un spoiler del quince, pero lo que sà os digo es que la trama queda muy abierta, y que hay todavÃa cuerda para rato, al menos para las dos partes que faltán aún por ver la luz, según nos comentó en su dÃa el autor.