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Sin noticias de Gurb

He contado tantas veces a todo el que me ha querido oír, lo mucho que me gusta este libro, que no sabría muy bien qué decir ahora sobre porqué iba a leerlo una vez más. Esta edición trae una nota introductoria del autor en la que explica cómo nació el libro y la sorpresa que su éxito le produjo al propio escritor. Me ha parecido muy interesante y os traigo aquí algunos de sus párrafos. No es una transcripción literal, pero casi; no se ocurrirá a mí enmendar la plana –al nenos literariamente hablando- a un escritor de la categoría de Eduardo Mendoza:

Sin noticias de Gurb” es sin duda el libro más excéntrico de cuantos he escrito, probablemente porque no es un libro, o no nació con voluntad de serlo. Mi amigo Xavier Vidal-Folch, director del diario El País en Cataluña, solía proponerme una o dos veces al año que le escribiera algo para su periódico, a lo que yo sistemáticamente me negaba, porque siempre he sentido un miedo cerval ante el elemento más característico del periodismo: el inaplazable plazo de entrega. Escribo con mucha lentitud y me ha sucedido más de una vez acabar un libro y volverlo a empezar desde la primera frase porque no me gustaba el resultado, con el retraso fácilmente imaginable. Sea como sea, en una ocasión como tantas otras, la incitación de Vidal-Folch me encontró mejor predispuesto, o quizá sin nada entre manos, y le prometí, como mínimo, pensar en el asunto.
Muchos años antes, en Nueva York, durante uno de esos largos periodos de sequía literaria que experimentamos todos los escritores, había empezado a escribir una historia de ciencia ficción en tono humorístico, sin propósito alguno, más por la necesidad de emborronar papel que por otra razón. El impulso se agotó pronto y el relato quedó interrumpido en la página veinte o poco más. Ahora comprometido en escribir una historia que pudiera fraccionarse por entregas y que tuviera una estructura lo suficientemente maleable, desempolvé aquella fábula antigua y le di la vuelta.
Barcelona se encontraba entonces en una situación insólita: la inminencia de los Juegos Olímpicos había puesto la cuidad patas arriba, pero el talante de los ciudadanos, pese a todos los inconvenientes, era jovial y expectante. Y como siempre que algo altera la monotonía, la picaresca asomaba el hocico por todos los rincones.
Acotado el escenario, decidido el personaje (una vez más, sin nombre) y trazado el embrión de una leve peripecia (buscar a su compañero Gurb), di con una técnica narrativa que me había de facilitar enormemente la tarea: la división del tiempo en fracciones mínimas. A partir de ahí no tuve más que ir aprovechando lo que el azar me ponía delante de los ojos: una churrería próxima a mi casa me sugirió la desmedida afición del extraterrestre por los churros; las noticias que iban apareciendo en la prensa diaria, otras tantas situaciones o comentarios.
De este modo cumplí mi compromiso, pero no sin sufrimiento: acabé escribiendo contrarreloj. Al final me sentí muy orgulloso de haber salido con bien del trance, pero apesadumbrado por haber tenido que escribir sin reflexión y que publicar sin revisión. Más tarde, cuando el relato apareció en forma de libro, introduje algunos cambios, muy pocos. La verdad es que cuando me propusieron reagrupar los distintos fragmentos del relato y publicarlo en forma de libro no mostré el menor interés. Desde el punto de vista persona, consideraba terminada la aventura, como me sucede siempre que acabo un libro, y desde el punto de vista comercial, no creía que nadie fuera a comprar un relato que había salido pocos meses antes en un periódico de gran tirada y que, por otra parte, trataba de cosas muy específicas de la vida local en un momento muy singular, irrepetible e intransferible. Naturalmente me equivoqué: “Sin noticias de Gurb” es quizá el libro mío que más se ha vendido. También ha sido traducido a otros idiomas, cosa aún más sorprendente.
“Sin noticias de Gurb” es un libro alegre, sin una sola sombra de melancolía, sin asomo de tragedia ni censura. A esto contribuyó el hecho de haberlo escrito pensando que tendría una vida efímera, que se iría esfumando de día en día, y de que por lo tanto no había de tener más entidad que una charla entre amigotes.

gurb

Y el libro comienza así:

DIA 9

0.01 (hora local) Aterrizaje efectuado sin dificultad. Propulsión convencional (ampliada). Velocidad de aterrizaje: 6.30 de la escala convencional (restringida). Velocidad en el momento del amaraje: 4 de la escala Bajo-U1 o 9 de la escala Molina-Calvo. Cubicaje: AZ-0.3.
Lugar de aterrizaje: 63 (II) 28476394783639473937492749.
Denominación local del lugar de aterrizaje: Sardanyola.

Un comienzo inigualable. Yo ya empiezo a disfrutar del humor sin límites de este libro, quizá porque sé que esto es una pequeña muestra de lo que me espera.

(Ver reseña)

FICHA TÉCNICA

Título: Sin noticias de Gurb
Autor: Mendoza, Eduardo
Tema: Humor
Editorial: Seix Barral
ISBN: 84-322-0782-9
Páginas: 143
Encuadernación: Rústica
Año de edición: 1999
Edición original: 1990

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