Después de la exposición de la trama en el primer libro “La caza del hombre”, continúa la persecución del escriba Kel, acompañado de su amigo Bebón y su amada Nitis, la sacerdotisa que creyó en su inocencia y que le ama tanto con él a ella.
Las dificultades crecen y el argumento se complica. No encuentran solución para sus problemas, que creen que pasa por descifrar el papiro codificado y su única esperanza es que, en Tebas, la ciudad sagrada, la única que aún mantiene intacto el culto a los dioses, la divina adoratriz, que representa el poder religioso supremo después del faraón, les ayude con sus conocimientos, superiores a los de cualquier hombre pues están inspirados por los dioses.
Pero sus perseguidores saben que se dirigen a su encuentro e intentan impedírselo. La red tendida en torno a nuestros tres fugitivos, se va estrechando. Nitis desaparece, supuestamente secuestrada, y el dolor de Kel hace que se arriesgue más de lo debido para intentar rescatarla. El resto de problemas, incluida la pena de muerte que pesa sobre él, no le importa, lo que hace que su misión esté a punto de fracasar.
Siguen las aventuras sin fin de los tres protagonistas, odiseas aderezadas algunas veces de hechos fantásticos protagonizados por los dioses, que los protegen. Estas licencias fantásticas de Christian Jaqc, pueden quitarle un poco de rigor histórico al libro, pero hay que entenderlas desde el punto de vista de los antiguos egipcios. El lector tiene que transportarse a aquella época y creer que esos “milagros” son posibles, que los dioses egipcios realmente existen y que protegen a sus seguidores de todos los males. Más o menos lo mismo que ocurre que las religiones actuales que también tienen sus milagros.
Un ejemplo de estas fantasías religiosas: en un fuerte encontronazo bélico de dos naves en el Nilo, todos los ocupantes de los navíos mueren atacados por los cocodrilos, excepto nuestros protagonistas que están protegidos por la diosa Neit, ya que Nitis es sacerdotisa de esta diosa y los cocodrilos, su animal sagrado. Claro, si los cocodrilos no protegen a las sacerdotisas de su diosa, pues ya me diréis que gracia tiene.

Sacerdotisa de la diosa Neith y su cocodrilo sagrado
El final del libro no está mal. No acaba todo lo bien que yo quisiera, pero deja abierta la puerta a un futuro de esperanza. No debemos olvidar que estos libros, por muy ficticia que sea la historia que narran, intentan ajustarse al momento histórico en que se desarrollan los hechos y no pueden adaptar los finales cambiando el curso de los acontecimientos reales.
Mi puntuación es de tres antifaces, un poquito inferior al tomo anterior pues me parece que la acción, el desarrollo de los acontecimientos, es un poco más confuso, pero no obstante sigue siendo una buena novela, en la que se nota el conocimiento que tiene el autor de la historia de Egipto, aportando los datos históricos oportunos, pero sin necesidad de abrumar al lector.
Christian Jacq suele escribir, muy a menudo, historias compuestas por más de un volumen. Estas historias no se pueden leer por separado. No son sagas, ni diferentes aventuras de un mismo personaje. La historia empieza en el primer tomo y se acaba en el último. Desde luego el primer tomo no se puede leer de manera independiente, pues la historia queda inconclusa. El segundo y último (en este caso al menos), tiene una breve introducción en la que cuenta los hechos acaecidos hasta el momento, pero de manera tan breve y tan somera que, aunque puedas enterarte de la historia, te pierdes tantos datos importantes que no merece la pena. Así es que, os leéis lo dos, o no os leéis ninguno. A mí me han gustado, así es que mi recomendación es que os leáis las dos.