
Armageddon, Leon Uris.
La novela de Uris me ha gustado mucho. Como llevo tres aciertos de tres novelas suyas (QBVII, Topaz y ésta misma), creo que se va a convertir en uno de mis novelistas de apuesta segura. Además, aún me falta por leer su obra maestra, Éxodo, asà que tiene toda la pinta de que me va a gustar cualquier cosas que haya escrito este hombre.
El libro comienza con los últimos coletazos de la Segunda Guerra Mundial, con una alemania ya prácticamente derrotada, y los futuros vencedores a punto de dar el golpe de gracia y tomar BerlÃn. En este escenario, Uris nos irá presentando y dando vida a los personajes que protagonizarán el libro. Es un libro extenso, de seicientas cincuenta páginas, y hay una cantidad importante de personajes y lugares, por lo que a veces puede despistarnos.
El protagonista del libro, aunque hay muchos personajes importantes en el mismo, es Sean O’Sullivan, un oficial de intendencia que lejos del frente, se dedica a coordinar las acciones de vanguardia para que todo funcione como una maquinaria bien engrasada, mientras, por cierto, le hace la corte a alguna de las mujeres de los oficiales que combaten en primera lÃnea.
Cuando su hermano Tim, un as de la aviación, es derribado y muerto en combate, O’Sullivan engendrará un odio visceral hacia los alemanes, solicitando combatir en las unidades operativas antes de que acabe la guerra. Quiere tener la oportunidad de matar algunos boches antes de la que fiesta se acabe.
Sin embargo, su superior, el general Marshall tendrá otros planes para él. Cuando la guerra acabe, y eso es algo inminente, se planteará el problema de la ocupación. Los aliados no pueden ganar la guerra y marcharse sin más, pero tampoco pueden dedicarle recursos infinitos a ocupar el territorio conquistado. Es necesario ocupar, pacificar, sentar las bases para la transición y devolver el poder a los alemanes cuando esté todo bien atado. Para esto es necesario un genio de la planificaciónm estratégica y que sepa resolver los problemas de gestión rutinarios con recursos limitados. Para esto O’Sullivan será perfecto.
Encuentran una micro-alemania en una población en zona conquistada, que cumple con les estándares (poblacionales, de recursos, territoriales, etc) de la población media alemana. En ella se podrá hacer un experimento de recosntrucción para luego exportarlo a escala al resto del paÃs. Todo esto antes incluso de que acabe la guerra.
En la ciudad-experimento, O’Sullivan hará un trabajo excelente, a pesar de su más que marcada germanofobia, pero cuando BerlÃn está a punto de ser tomada por los soviéticos, será llamado a la capital para empezar a jugar a lo grande. Es necesario contrarrestar la influencia de los rusos en BerlÃn si no quieren que toda Alemania orbite en el ámbito del Pacto de Varsovia.

Soldado ruso en la puerta de Brandemburgo, Berlin.
En BerlÃn pronto se verá que mientras los aliados intentan reconstruir sobre los restos, los rusos intentarán llevarse todo el botÃn de guerra que puedan, como compensación por las pérdidas de guerra. Los aliados se encontrarén sin trenes, sin acero, sin carbón, ya que todo está siendo exportado a Moscú, con lo que la reconstrucción será mucho más dura.
Uris nos narrará como será la vida en el BerlÃn de posguerra, el miedo la derrota de los alemanes, la alegrÃa de los aliados en una ciudad conquistada, los saqueos de los rusos, cómo las jóvenes alemanas de buena cuna se ven obligadas a prostituirse entre la soldadesca para poder llevar un poco de comida a su casa, intelectuales alemanes realizando trabajos manuales para poder sobrevivir, la picaresca del mercado negro…
Mientras O’Sullivan intenta devolver su identidad a BerlÃn, y la dignidad a los berlineses, para poder salir de allà cuanto antes, dejando los deberes hechos, los rusos intentarán sabotear ese trabajo. Quieren a los americanos fuera de BerlÃn, pero dejando a los berlineses desvalidos para caer en las garras del Pacto de Varsovia. Boicotearán los intentos de los americanos, bloquearán BerlÃn para que no puedan abastecerles con alimentos y materias primas, bombardearán con pan la ciudad con fines propagandÃsticos, etc.

Una ciudad dividida por un telón de acero.
En BerlÃn se mantendrá un pulso por la hegemonÃa de Europa entera, y ninguno de los dos bandos está dispuesto a dejar que el otro gane.
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(*) – La ilustración de la cubierta que aparece en la imagen no corresponde a la edición que estoy leyendo. El libro no tiene sobrecubierta y me ha sido imposible localizar por internet la imagen de esta edición.
Las fotografÃas utilizadas en esta entrada han sido usadas bajo los términos de la licencia Creative Commons. Los autores de las mismas son: AN HONORABLE GERMAN – fotografÃa de los viones; stoixeia – fotografÃa de la Puerta de Brandemburgo y thephotostrand – fotografÃa del muro de BerlÃn.